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Disciplina y autodisciplina


El significado de disciplina en la Real  academia española (RAE) es instruir, enseñar, dando lecciones o azotes por mortificación o castigo,  imponiendo  la observancia de leyes y ordenamientos. Esta palabra proviene del latín discipulus, “discípulo, estudiante” y  se refiere a la manera coordinada, ordenada y sistemática de hacer las actividades, de acuerdo a un método, considerando el modo correcto de hacer las cosas.

 

La disciplina es una capacidad que se va desarrollando en las personas para controlar los impulsos que llevan al goce de los placeres  sobre todo aquellos que nos apartan de los objetivos personales, de convivencia y de trabajo. También se asocia a una virtud, es decir tener concordancia con los principios internos de cada persona.

 

Cuando un individuo ejerce disciplina sobre sí mismo, se habla de autodisciplina. Un clásico ejemplo de autodisciplina es el escritor  norteamericano Ernest Hemingway, cuya extensa obra narrativa se producía a diario, según una serie fija de reglas por las que él mismo se ceñía y que defendía a capa y espada, tales como escribir a diario y de pie, emplear la menor cantidad de adjetivos, etc.

 

La disciplina puede tornarse  negativa, cuando se convierte en sinónimo de represión, de censura, de acatamiento de  órdenes injustas por un superior o por  violencia de parte del poderoso, en siglos pasados se empleó esta palabra para referirse al castigo físico de los esclavos y al castigo físico que se ejercía sobre los niños en la familia  y en la escuela.

En esta crisis mundial es necesario realzar el valor de la disciplina y autodisciplina en los diferentes ámbitos como la economía, la salud, la convivencia entre otros aspectos.

 

El panorama cambió a raíz de la cuarentena, los niños en casa, el trabajo en casa, la escuela en casa; las problemáticas de madres y padres  maestros de cómo atender a sus hijos cuando ellas y ellos tienen que atender a sus alumnos y padres de familia; padres y madres con trabajo en casa dificultando la  concentración en sus labores  con  la problemática de atender a sus hijos; las crisis de los hijos de no querer hacer tareas y trabajos escolares soportando el estrés de padres y maestros, personas sin trabajo, en fin, un panorama difícil a lo que nos llevó este virus y es donde esta virtud de la disciplina y sobre todo autodisciplina puede lograr grandes resultados, aunque también es necesario desarrollar otras virtudes como la paciencia, la comprensión, la tolerancia, a veces de unos y otras veces de otros.  Algo positivo que esta pandemia nos puede dejar es la concientización sobre lo importante, como decía Antoine de Saint-Exupéry en su obra “El principito” “Lo esencial es invisible para los ojos” y nos preguntamos ¿Qué es lo importante? cada familia y cada individuo lo sabrá, sin embargo la vida nos está demostrando y disciplinando y si no hacemos esos cambios urgentes no llegaremos muy lejos, hay tantos ejemplos como el caso de quien desee seguir alimentándose mal terminará sufriendo, quien gaste excesivamente, terminará empeñando sus objetos y palabra, la disciplina y autodisciplina como herramientas  podrá sostenernos en un futuro incierto y podremos  dejar un legado a las generaciones futuras para la supervivencia humana.


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