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El hombre controlador del universo

También conocido como “El hombre en el cruce del camino”, es un mural pintado por Diego Rivera  para el Rockefeller Center, repintado para el Palacio de Bellas Artes en la Cd. De México con medidas 4.80 × 11.45 m, un fresco sobre bastidor metálico transportable.

 

 

 

En 1930, Diego Rivera era el artista más importante de México, se lograba  consolidar como el representante más visible del movimiento muralista mexicano. Recibió distintas invitaciones para pintar en los Estados Unidos, tanto en San Francisco como en el Detroit Institute of Arts. En ese tiempo en el corazón de Nueva York se levantaba el complejo arquitectónico privado más ambicioso el “Rockefeller Center” construido por una de las familias más acaudaladas de los Estados Unidos.

 

 

 

Abby Rockefeller, esposa del magnate,  influyó para que contactaran al artista mexicano con una propuesta sorpresiva: pintar un mural de 99 metros cuadrados en  el edificio más conocido del complejo, este mural  daría la bienvenida al complejo de edificios. Después de una larga negociación que Diego Rivera estuvo a punto de abandonar en distintas ocasiones, por la intención original de que el mural lo realizará en escala de grises, pudieron llegar finalmente a un acuerdo.

 

La única encomienda que tenía Diego Rivera es que la obra debía ser lo suficientemente reflexiva como para obligar a la gente a detenerse y pensar, Diego Rivera esbozó un mural que llevaba por nombre ‘El hombre en el cruce de caminos’. Fiel a la ideología que defendió hasta su muerte, Diego Rivera imaginó un mural que plasmaba los dos sistemas económicos que marcaron el siglo XX: el socialismo y el capitalismo. A partir de la comparación entre ambos modos de producción, Rivera dividió la obra en dos partes, separadas en el centro por un obrero que controla una máquina con enormes engranes.

 

El primer plano de:

 

 

“El hombre en el cruce de caminos representa un átomo con la división de los dos mundos encontrados gracias al avance de la ciencia y la invención tanto del microscopio, como del telescopio: el microcosmos presenta células, virus y bacterias, mientras que en el macrocosmos aparecen estrellas, planetas y nebulosas."

 

 

 

En el fondo, del lado izquierdo Diego Rivera presentó un mundo capitalista con tintes apocalípticos, con soldados portando máscaras biológicas y aviones de guerra que nublan el horizonte. Debajo, una protesta popular es reprimida por policía montada en Nueva York, mientras que a un costado aparece Charles Darwin con una radiografía de un cráneo humano, una crítica al darwinismo social y las teorías de superioridad racial.

 


Del lado opuesto, Rivera presentó una idealización del socialismo soviético, con el ejército rojo marchando en la parte superior, mientras que mujeres, niños y trabajadores se unen a la protesta. Aunque el diseño de “El hombre en el cruce de caminos” fue aprobado por los Rockefeller T.

 

La prensa tras conocer los bocetos preparatorios,  hizo eco de la polémica de los personajes en el mural, el diario New York World- Telegram publicó un artículo donde criticaba abiertamente la obra, tildándola de ‘propaganda anticapitalista’. Este acto probablemente llevó a Diego Rivera a cambiar el rostro de uno de los obreros del lado derecho por el de Lenin, una incorporación que distaba de los bosquejos oficiales. Cuando Nelson Rockefeller se percató de la modificación, detuvo el acto de develación del mural programado para el primero de mayo de 1933 y llamó a Rivera para exigirle que borrara la cara del líder socialista.

 

Diego Rivera respondió a Nelson Rockefeller negándose a alterar su obra y en su lugar, proponiendo la incorporación de personajes que formarán un contrapeso como Abraham Lincoln; sin embargo, recibió la negativa de Rockefeller. Tras la imposibilidad de un acuerdo entre ambas partes, finalmente la obra fue abandonada a punto de ser terminada y cubierta con mantas para evitar su visibilidad. Al año siguiente en febrero de 1934, un escueto comunicado del Rockefeller Center especificaba que se llevarían a cabo obras de remodelación y la pared fue intervenida por trabajadores, destruyendo completamente el mural.

 

La reacción de Diego Rivera lo llevó a calificar el hecho de ‘terrorismo cultural’ y un año más tarde tras su regreso a México, las fotografías y los bocetos le permitieron recrear “El hombre en el cruce de caminos” en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, donde se mantiene hasta hoy con el título de “El hombre controlador del Universo”.

 

 

 


En el siguiente video podrás encontrar mayor información acerca de este maravilloso mural y su mensaje a través del color y la forma:

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