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LA FORMA COMPULSIVA DE MENTIR


La mitomanía también se conoce como pseudología fantástica o mentira patológica; como su nombre lo detalla, consiste en una conducta repetitiva del acto de mentir, esta conducta adictiva que se adquiere por repetición es reforzada por los beneficios que logra.

 

La mitomanía fue descrita por primera vez en 1891 por el psiquiatra suizo Anton Delbrück, aunque la mitomanía no se ha llegado a considerar como un trastorno, sino como un síntoma que puede estar asociado con diferentes trastornos mentales, como el trastorno histriónico, el antisocial, el límite, el facticio o el narcisista, los cuales pueden tener como componente la mitomanía. Esta  no se puede clasificar como un trastorno dentro de las actuales clasificaciones como el DSM V  (Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales);  o el CIE-10, (sistema de clasificación de los trastornos mentales con ejes diagnósticos variables) porque se ha visto que los mitómanos  recurrentemente tienen otro tipo de trastorno primario.

 

Aunque la mentira sola es una herramienta que tenemos los humanos, la usan los niños desde edades pequeñas,  incluso existe en el medio animal cuando se camuflan los animales como defensa para que no los maten o se los coman. Sin embargo una de las características principales de la mitomanía es la frecuencia, la falta de consideración para con el otro, porque las personas tienen conciencia de que están mintiendo pero generalmente no tienen la sensibilidad del daño que le hace a otra persona, no tienen empatía.

 

Estas personas tienen deficiencias de autoimagen y autoestima,

y todo lo que hacen es para reafirmarse en eso que no tienen.

 

No hay terapia para la mitomanía, sobre todo porque una de las condiciones importantes es que la persona quiera cambiar y quiera ser ayudada, lo primero es que la persona detecte que hay un problema y  por lo regular los mitómanos generalmente no tienen esta condición,

Si el mitómano solicita ayuda, la psicoterapia más recomendable es la conductivo-conductual que lleva a la persona a hacer un análisis de la situación, de cómo funciona la persona, de cuál es el contexto en que se da la problemática y cuáles son las consecuencias de ésta. De esta forma, la persona podría conocer mejor cómo está funcionando y tomar la decisión de realizar un cambio. Generalmente si estas personas llegan a buscar ayuda es más porque han sido obligados por la familia o por motivos médico-legales, ya que de alguna manera buscan protegerse de las consecuencias de los hechos falseados que han dicho.

 

 

Una revisión de casos encontró que la edad promedio de inicio de esta conducta era a los 16 años y en relación a la diferencia por sexo, la proporción era igual en ambos casos. Asimismo, se encontró que el 40% de los casos presentaban anomalías del sistema nervioso como la presencia de epilepsia, traumatismo craneoencefálico o infección.

 

Algunos de los síntomas más comunes que presentan los mitómanos son:

- Niveles de ansiedad elevados cuando se presentan las condiciones ideales para mentir

- Pensamientos frecuentes que incitan a mentir

- Dificultad para resistir el impulso de mentir

- Satisfacción cuando no se descubren las mentiras

- Baja autoestima

- Pocas habilidades sociales

 

 

 

Además de la presencia de estos síntomas, existen otras formas de identificar la mentira patológica como son :

- A menudo hablan de experiencias y logros en los que parecen heroicos o victoriosos

- Cuentan historias donde son las víctimas en búsqueda de simpatía

- Sus historias tienden a ser elaboradas y llenas de detalle

- Pueden tener diferentes versiones de la misma historia

 

Un estudio publicado en el British Journal of Psychiatry, establece que una de las causas de la mitomanía es un desequilibrio a nivel neurológico. Este estudio establece que los mitómanos tienen un incremento de materia blanca del cerebro.

 

Mientras que, según el Journal of Neuropsychiatry and Clinical Neurosciences, los mitómanos sufren de disfunción hemitialámica derecha. Otras investigaciones mencionan algunas causas psicológicas como la baja autoestima, falta de habilidades sociales, inseguridad y dificultad para aceptar la realidad.

Tratar la mitomanía requiere de la ayuda de un profesional, al igual el compromiso del paciente y el apoyo del entorno social. Es muy difícil saber que un ser querido presente esta patología o que nosotros mismos identifiquemos algunos síntomas en nosotros, por lo que es esencial solicitar ayuda en estos casos.

 

En los siguientes enlaces podrás encontrar mayor información acerca del tema:



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