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LA ORACION, MEDITACION Y SILENCIO PARA TENER UN CONTACTO CONSCIENTE CON DIOS


El ritmo vertiginoso de la vida diaria produce el estrés que es considerado la enfermedad de nuestro tiempo. La oración, meditación y el silencio son poderosas herramientas para disminuirlo. Estas nos llevan  a un lugar más agradable, a nuestro interior, despejando la mente del estrés cotidiano.

 

Si hay algo que tienen en común todas las religiones o credos del mundo son estos instrumentos en  la búsqueda de una conexión con un ser superior.

 

Un reconocido psiquiatra el doctor Gerald C. May dijo: "Después de 20 años de escuchar los anhelos de los corazones de la gente, estoy convencido de que los seres humanos tienen un deseo innato de Dios. Ya sea que seamos religiosos o no, este anhelo es nuestro deseo más profundo y nuestro tesoro más preciado. Y si Dios existe y estamos hechos a su imagen, de seguro, una de las maneras de llenar ese anhelo es la oración, el silencio y la meditación”.

 

Sin embargo una falta de humildad en la forma en que se lleva a cabo la oración causa un silencio ensordecedor, si las oraciones solo se centran en pedirle a Dios que cumpla nuestros deseos o al meditar se enfoque la mente en el pasado o futuro, sin lograr la calma y paz esperada.

Aquí van algunas sugerencias para utilizar estas fabulosas herramientas que ayudaran a tener ese contacto más consciente con Dios, como tú lo llames.

 

· Iniciar y permanecer: Es importante establecer un espacio cotidiano de silencio y recogimiento. No hay que esperar momentos ideales, pues estos nunca llegan, excusas como: esperar a que todo esté más tranquilo, cuando termine este trabajo, cuando pase todo esto, etc. todas estas son falsas razones que no debemos atender. El tiempo es ahora y hay que arrancar. Pocos cambios son tan difíciles como lo es introducir un nuevo hábito en la rutina diaria.

 

· Preparar un lugar: No tiene que ser algo extraordinario ni ideal. Sólo necesitas un rincón donde apartarte de las distracciones y tener intimidad. Si es posible disponer de algún símbolo que ayude en tu recogimiento como una vela, una imagen, una flor, un incienso, etc. pero no es necesario tenerlo etc.

 

· No te apresures: Tómate el tiempo de relajarte. Ayuda mucho tomar consciencia de nuestra respiración y de nuestro cuerpo. No luches con los pensamientos que vengan a pedir tu atención. Vuélvete sobre la percepción y los sentidos. Si estabas realizando una actividad intensa antes de la oración y de la meditación deberás primero relajarte. Una pequeña caminata  puede ayudar en estos casos.

 

 

· Antes de empezar: recuerda a que vas, con quién te vas a encontrar. Inicia con un saludo, una reverencia. Dios te está esperando, pregúntate ¿Cómo te espera? ¿Cuál es su reacción cuando te ve llegar?

 

· Da gracias: Lo primero es recordar los acontecimientos, buscar  la presencia de Dios en esos sucesos, no es una acción de gracias en general; es importante  mirar las cosas sencillas, las personas que estuvieron presentes, las comidas, las tareas, etc. Muchas personas que han enfrentado situaciones críticas como la enfermedad, cautiverio, riesgo de muerte, etc., manifiestan tomar consciencia de todos los milagros de los que fueron testigos, de todos los tesoros importantes de la vida que, aunque estuvieron allí todo el tiempo, no los habían captado ni valorado en su plenitud. Pregúntate: ¿Dónde estoy escuchando la voz de Dios? ¿Cómo me mira Dios? ¿Cómo ve Dios mi día? ¿A qué me invita?

 

· Examina tus faltas: Mira cada momento del día o la semana y busca en ellos las reacciones, palabras o actitudes que pudieron lastimar a otras personas. Encuentra los momentos en donde no ofreciste tu mejor versión. No se trata de  culpabilizarte, sino de hacer un examen honesto y humilde, pidiéndole a Dios que te deje conocer tus errores y caídas. Solo podemos conocer nuestra debilidad asistidos por la gracia y de cara a la misericordia que Dios nos muestra siempre. Pide perdón por tus faltas.

 

· Mira hacia adelante: Examina el día o la semana que tienes por delante y pregúntate: ¿Dónde van a estar los principales retos? ¿Qué cosas me pueden llevar a cometer errores similares? ¿Dónde van a estar los momentos importantes? Es claro que no podemos conocer el futuro y que muchas veces los días nos sorprenden con sucesos inesperados. No obstante, el poder mirar hacia adelante, hacia lo que está inmediatamente delante, va enmendando nuestro corazón.

 

· Termina: Puedes cerrar el momento con alguna oración o frase y dar gracias por la gracia recibida. Animarse  a realizar estas actividades es tal vez el camino que necesita tu corazón para saborear y vivir la libertad.

 

 

 

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